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lunes, 28 de febrero de 2011


CARICIAS DE MAR



Sus ojos se asemejan a la mar
cuando anuncia la noche
los surcos del ocaso en lejanía.

Un íntimo susurro
consigna la mudez
que envuelve de crepúsculo a la roca
y tapiza la playa de silencio.

Soy la luz que refleja
la sombra del paisaje desolado
con arenas de nieve que lloran al quemarse
en abismos de ausencia.

Y siento la pulsión de su energía,
las olas que llegaron desde el sueño
para hablarme de paz
y ser en mi mirada, océano feliz.

Fui faro y navegante,
naufragio y espejismo,
un pez fuera del agua
celebrando la mágica presencia
del viento que pincela de brisa las mareas.

Y del ocre, la luna,
pintando con la lluvia el arcoiris
en lienzos de cristal.

Y cuando su silueta
fue bruma en el paseo,
un beso en mi mejilla
jugaba al escondite,

como un labio con restos de carmín
al dorso del pañuelo.



Manuel M. Barcia

viernes, 25 de febrero de 2011


FRAGMENTO DE ADIÓS



a Bletisa


Si sientes que la luz no te sonríe,
si alguna vez los sueños te abandonan,
refúgiate a mi lado,
que juntos soñaremos cada día
en las noches que paren las auroras
con lágrimas furtivas
o con llanto.

Y seremos la sombra intangible
que mana de los versos
silábicas razones,
honor en su palabra,

y escrúpulo elevado del poema
si fuera necesario.



Manuel M. Barcia

jueves, 24 de febrero de 2011


NADIE FRENTE A MÍ



El espejo me mira
desvergonzadamente.

Observa la textura de mi piel,
se enreda en su reverso,
delata sin piedad mi transparencia,
insiste y no se va.

Odio que me desnuden,
que juzguen mi pudor
cruzando lo invisible que me oculta
los ojos de metal
imantados con polos reversibles.

Detesto ser la imagen que reflejo
cuando filtro mi sombra en los vitrales
y un rostro se fragmenta
en medio de la nada existencial
con siglos de una edad nunca vivida.

Maldigo las razones que me llevan
a ser falso testigo
en este ordenamiento procesal
de mí sin juramento.

Sin embargo, me dejo examinar:
porque sé cuanto envidia mis poderes,
lo grácil de la luz en mis adentros
cuando veo, cerrando las pupilas,
estrellas que viajan soñando amaneceres,

y en la noche que anuncia su destino,
a nadie frente a mí.



Manuel M. Barcia

miércoles, 23 de febrero de 2011


EL LÍRICO REFLEJO DE LA PIEDRA



Cuando el río traspasa sus ojivas,
los puentes son reflejo transparente
de los ojos que sueñan
océanos de paz
que bañan horizontes más lejanos.

Y son un manantial de despedida,
una ofrenda fluvial
que reza un adiós en el silencio
mientras duermen sus párpados mojados.

En su lento fluir,
las lágrimas se secan con desdén,
como gotas al sol
las tardes calurosas de verano,
como una procesión de madrugada
que guía el instinto de la sed
cuando llora el rocío.

Ajenos al rumor de las orillas,
nenúfares y lirios
se abrazan en racimos de quietud,
mostrándole a las aguas
las flores solitarias del deseo.

Aunque a veces, desnudan su mirada,
buscando en la sequía
inviernos desbordantes
que traigan con el viento de las nieves
alas de enredadera
que simulen cristales
capaces de trepar a su ventana.

La piedra sólo escucha,
sentada en los pilares del pasado,
contándole al oído a su memoria
los días de soledad,
el miedo al balanceo de su sombra,
el tiempo en su retina
de los cauces preñados de misterio

cuando mana la luz de los desiertos.



Manuel M. Barcia

martes, 22 de febrero de 2011


CON LAS ALAS CAÍDAS



Había entre los restos del naufragio
un traje de mujer que se movía
a expensas de las plácidas corrientes
que signan el perfil de las mareas.

Precipicios de luz
abisman sus fractales en la arena
mientras arden las nupcias del misterio.

Y Dédalo urdió la migración
de las aves de fuego,
volando tras un pájaro de cera
con las alas caídas.

Un nudo laberíntico y mordaz,
varó sobre la mar su abatimiento.



Manuel M. Barcia

EL JUICIO DE LAS AGUAS



La niña de tus ojos
traspasa mi pupila
y te hace diminuta en el espejo
que refleja edades sin memoria.

Tan sólo hay una puerta custodiando
la casa de muñecas
que habita de fulgor tu pubertad.

Hay huellas de antiguos despertares
que amanecen la luz
en la flor de la vida.

Tal vez aún puedas verme
abrazando tu cuerpo con mi alma,
sentir tu corazón en mis latidos,
soñar por un instante
que había un sueño mío en tu interior.

Quizá puedas oír
el susurro de un ángel
soplando la ventura de las voces
que trasladan al viento
con plácidos murmullos del aire celestial.

Existen transparencias de la sed
a través del cristal de una mirada.

Son lágrimas de amor
que afloran de la lluvia adolescente
los días del juicio de las aguas.



Manuel M. Barcia

lunes, 21 de febrero de 2011


LOS POETAS NO ESCRIBEN LOS POEMAS



Qúe ardua es la tarea de iniciar
este ignoto sendero de renglones;
caminar las palabras sin destino
buscando una lengua que las guíe
hasta el alma de un verso salvador...

Sin embargo,
es posible a su través,
viajar por la poética epocal,
ser yo intrasubjetivo,
imagen arquetípica o emblema,
sugerencia y pudor,
disonancia y esmero,
e incluso laberinto sin razón
que traspasa fronteras
allende los motivos para mi entendimiento.

Pero no tengo excusas,
un poema viaja cuando quiere
y yo le pertenezco.

Acógeme iletrado en tu seno
y sé mi biografía cuando llegues.

Los poetas no escriben los poemas,
tan sólo los trasladan de lugar,

o remanasan su flujo inmaterial
en pausas de quietud
hacia lo incierto.



Manuel M. Barcia

domingo, 20 de febrero de 2011


RAZÓN DE MÍ



Existe una estación que me vincula
a los días sin fecha,
sin nombre ni edad,
que fluye de mí mismo eternamente,
un río de existencia en mi existir.

En ella se concibe
la honra de la sed
que mis antepasados
encauzaron de forma interminable
entre los manantiales de la herencia:
mi sangre en libertad.

El códice genético del alma,
la lengua nunca escrita por los hombres
que sólo el corazón brota del sueño.
La voz en el silencio que me llega
cuando un dios me permite hablar con mis abuelos
y sentir su caricia musical,
los verbos que susurran
sonidos sin materia,
el escriba que dicta en la memoria
los informes de mi etilogía,

la única verdad en la que existo;

la luz que transparenta
la razón de lo que soy.



Manuel M. Barcia

jueves, 17 de febrero de 2011


ME HABITA UN SORTILEGIO DE CRISTAL

.



Nacían en mi sombra
los versos de un poema
con los endecasílabos ardientes
en la luz embrujada de los sueños.

Tenía ese ligero tinte azul
previo al fuego y la lluvia
que dan el apogeo al arco iris
cuando el cielo descubre sus jardines.

¿Con qué conjuro vuelas por lo eterno?
¿Qué magia es capaz de convertir
las estrellas sin nombre
en pájaros de sed crepuscular?

Probablemente fueras tú quien lo escribiera,
trayendo desde el sol atardeceres
hasta mí; seducido por su encanto.

¿Y quién si no así me hechizaría?

Me habita un sortilegio de cristal
sin alma que lo abreve.


Manuel M. Barcia

miércoles, 16 de febrero de 2011


CON MORIR ME BASTA



Cuando ya somos fuga en el concierto,
no existe plenitud.

Quisiera en mi estatua un corazón
con latidos de sueño y viceversa.
Ser siervo de un amor perecedero.

No quiero ser del mármol
sendero invisible,
mientras las soledades me traspasan
con destino al silencio.

Y con morir me basta,
seré la luz del tiempo adormecido
antes de que la gloria me reinvente

David o mitológico en un templo.



Manuel M. Barcia

LA TERNURA NO TIENE CALENDARIO



Prometí que iba a ser tierno, lo sé.
Pero esta esta puta crisis que me acecha
siembra las beatitudes a su antojo
y por mi desconcierto pastorea.

Señalo el almanaque de ofrendas
con luz de juramentos incumplidos
y días del montón.

Mantengo mi palabra en entredicho
mientras busco un atajo al existir.

La ternura no tiene calendario,
ni estrés en las esperas.


Manuel M. Barcia

martes, 15 de febrero de 2011


ENCLOSURE TO THINK



He ido a macerar mis pensamientos.

Estaré sumergido junto con mis ideas
para hacerme más tierno
y dar buen condimento a mis recetas.

Gracias por tu visita.



Manuel M. Barcia


LOS TAMBORES DEL OLVIDO



Escribo en las páginas del aire
el breve calendario de mi vida.

Cada instante que pasa
es sólo un pretexto interrogante
de lo que queda atrás.

En ciertas ocasiones indago ante el espejo,
intento averiguar quien era antes...

Juntos y separados por los dos,
hablamos con el eco del silencio
en la Era inexistente
de los mundos antiguos poblados de memoria,
hermanados en sangre de cristal,
compartiendo la sombra y la mirada.

Pero sólo el misterio me contempla.
No acierto a desvelar
la inmensa orografía de quietud
que opaca la raíz de los recuerdos.

Oculto en el umbral de mis pupilas,
también había un niño,
más distante que yo y asombrado.
Su reflejo era el viento;
brotaba con oníricas pulsiones,
como un dios repentino que volara.

La imagen de sus sueños
parece traspasarme...

Y laten los tambores del olvido,
la piel se me desteje del entorno,

la senda de elefantes se cubre de tinieblas.



Manuel M. Barcia

lunes, 14 de febrero de 2011


CREPÚSCULO Y ACUARELA



Partículas ardientes
abrían las ventanas de tu piel
despertando la luz
en un yerto jardín de madreselva.

Y eras en el lienzo del amor,
oasis y afluente,
la magia que fluía de los dos,
el cauce de la sed inextinguible,

crepúsculo y acuarela.


Manuel M. Barcia

SIN IR MÁS LEJOS



Como una roca,
resistes el asedio de la luz,
la noche y las tormentas.

Sorteas al destino sin dolor,
petrificas la herida,
contemplas en silencio
los días despechados del hastío
con mirada impasible.

Viajas la verdad, sin ir más lejos.


Manuel M. Barcia

domingo, 13 de febrero de 2011


FÁBULAS DE ESPERA



Camina hasta el confín de mi destierro
la cólera de Aquiles,
arrastrando el cansancio de la guerra,
apenas de puntillas,
como un héroe que sueña volar en el olvido.

Extiende ante mí
- con el rango de ofrenda -
la sombra de respeto
que rinden los honores del silencio
a quienes hayan sido derrotados
por la voz que ilumina el pensamiento.

Detrás de su actitud no viene nadie.
Robadas por las huestes de Odiseo,
las páginas de fábula finales
aguardan a Penélope en la espera,
mientras hila destinos de los vientos
con gesto ensimismado en la leyenda.

Y la imaginación se despereza.
Un verso interrogante ya sin dueño,
sin margen terminal que lo incluyese,
me grita con sonidos inaudibles,

... como tiempo que cae de la memoria
la imagen de un suicidio.



Manuel M. Barcia

VANIDAD Y DESTINO



Desnudo frente a mí,
avanza el contorno de lujuria
que tu cuerpo me ofrece.

El placer de la escena
ordena lentamente
el caos del universo
que reclama librar mis ataduras.

Intuyo el resplandor de la belleza,
ardientes horizontes en lo astral,
el hambre de tu aliento,
el último estertor
cuando toda la sangre nos fluya en la entrega.

Estaré cuando llegues,
tal vez con la mirada algo turbia,
con las fuerzas quebradas,
vanidad y destino
unidos para honrar
la luz exuberante
que desprende tu llama cuando abrasa

y germina la niebla.



Manuel M. Barcia

sábado, 12 de febrero de 2011


EN SOLES QUE NO HAY



Cesaba el delirio de la luz,
herencia del big bang en el exilio.

Eras la nebulosa refulgente
en soles que no hay.

Llovías en el eco de un suicida
con el chillo
de pájaros silentes.

Crispado en la herrumbre de mi piel
viajaba todavía
el tiempo inexistente de una diosa

y en tu vientre
la ausencia del deseo.


Manuel M. Barcia

LA OSCURA ETERNIDAD



Las sílabas de olvido
expresan lo mortal
con letras invisibles.

Soy sombra del adverbio,
su tilde en libertad,
un grito de existencia
sumergido en grafismos de la luz.

He sido del temor, ira del viento,
o desahabilitado en Alaire

por el dios de la oscura eternidad.


Manuel M. Barcia

SED



Agoniza el silencio.
Ha llegado la lluvia trepando mi quietud.

Un río bautismal cicatriza la herida.


Manuel M. Barcia

viernes, 11 de febrero de 2011


¿POR QUÉ?

Vivía en un mundo de diseño,
con nubes seductoras carentes de algodón,
en medio de los vientos hacia ninguna parte.

Tenía por mascota un ente virtual,
varios juegos de rol
y autómatas de tiempo programable
flexibles al entorno según ambientación.

Quería ser guionista de Star Treck,
viajar las dimensiones siderales
en busca de destinos aún por descubrir.

Murió atropellado por un niño
que iba velozmente cabalgado
a lomos de sus piernas,
no fuera que un centauro le alcanzase.

Escrito en su epitafio se leía:
¿Por qué?



Manuel M. Barcia

BESOS IMPROBABLES



Provienes de la luz.
Y en la noche se quema lentamente
la sombra del espejo que del frío fluía.

La parte más oscura de mí mismo, contigo se revela.
Reclama el ardor de nuestros cuerpos
sobre ruinas de alquimia que de olvido se urdieron.

Imágenes de ti en fotogramas
retraen de la ceguera del recuerdo
los labios que traducen
dos lenguas confundidas con tu nombre en el fin

y la huella de besos improbables
que caminan con fuego en la memoria.


Manuel M. Barcia

jueves, 10 de febrero de 2011


¿QUÉ HABITA EN LAS RAÍCES DEL DESEO?



Ríos de sangre fértil me recorren.

Acaso esta corriente que me arrastra
nos lleve a la afluencia del destino,
tal vez a los jardines del Edén
o al místico aroma virginal
que rinde su fragancia en las vestales.

¿Qué habita en las raíces del deseo?

En la lluvia tan próxima al ardor
nadan con disimulo
caudales emotivos de la sed
ansiosos del divorcio con el fuego.

Allí, en tu volcán,
sumidos en ardientes precipicios,
sabremos el olor de nuestro clima,
orientado hacia el sur,

con pétalos de rosa en las cenizas.



Manuel M. Barcia

¿Cómo saberlo?



Alguien depositó sobre la arena
un náufrago cilindro de cristal
con el vientre vacío.

Podría ser un críptico mensaje
de algo apocalíptico quizá,
o el silente graznido de algún cuervo
en alas de la muerte.

Pero no, todavía susurra sin saberlo,
tan sólo es un residuo de los vientos,
un antojo pueril de las corrientes
jugando en libertad, ola con ola,
al cántico invisible de lo eterno.

Era el antiguo eco de la mar
navegando la voz de sus querencias,
o el alma en su razón,

¿cómo saberlo?


Manuel M. Barcia

miércoles, 9 de febrero de 2011


ÉRAMOS LA LUZ



Un rito del amor divaga en la sombra y nos concierne.

Antaño sacramento entre nosotros
y apenas un extraño actualmente
con la imagen de ti en mi memoria.

En esta invocación
no existen alabanzas a los sueños
ni cielos con antiguos despertares.

Ayer éramos luz,
inefable presencia del motivo
que comulga en el credo de la fe
lo que dictan pulsiones de los enamorados.

Se muda lo irreal
- que fue cierto y convexo -
y sólo hay lucidez en las sordas entrañas del olvido,

estéril, sin fortuna,
como un trébol con hojas de cristal,

mi gota de mercurio
ahogada en el silencio.



Manuel M. Barcia

lunes, 7 de febrero de 2011


EN CÁRCELES DE SUEÑO



En cárceles de sueño te cautivan...

Los huéspedes oscuros de la luz
giran sobre su presa
las sombras ilusorias del amor.

En círculos candentes
danza el sol con los pies de primavera,
hollando en el espejo de la noche
rituales de fuego.

La sed inmaculada de la sangre
fluye como una ofrenda
que busca el fervor de su misterio
en desembocaduras de placer
que libren lo carnal de tiranía.

Excluída del cuerpo,
aceptas el mutismo de la herida.

La luna te rezuma por la piel

y un cosmos estrellado
late bajo tu vientre clímax en libertad.



Manuel M. Barcia

ESPIRALES DE PAZ



Hagamos una tregua en el dolor,
un pacto desarmado en las heridas.

Seamos cicatriz en el olvido
y la espiral de paz
que sane los fragmentos de memoria.



Manuel M. Barcia

SOÑÉ...




Soñé que te fugabas con los elfos,
que llevabas la mar en tu mochila
y flores de cerezo en el sombrero,
por si alguna marea quisiera amanecer
con pasos elegantes y pamela.

Soñé los despertares con temblor
que tejen las arañas en tu ausencia
cuando llora la luna en el espejo
la sed de tu mirada verdiazul
suspensa en una lágrima de aire.

Y escuchaba tu voz,
suplantando mi oído
por ecos sin retorno de las hadas,
gritándome en silencio
la música del cosmos cuando llueve lo amado.

Soñé que era un delfín sobre las olas,
que la sal era dulce entre mis labios,
que el viento me abrazaba.

Soñé que despertar no es otra cosa
que la ofrenda de un beso,
capaz de navegarte interminable,

como niña de agua.



Manuel M. Barcia

sábado, 5 de febrero de 2011


CENTAURO



Cabalga su destino
por las nubes de lluvia,
a lomos de un presagio,
cautivo de la sed en las tormentas.

Un cielo interrogante
se encuentra ensimismado,
buscando en las raíces del vacío
el origen del tiempo
que agrupe a la bestia con su idea.

El viento
con sonámbula altivez
desteje la maraña de ecuaciones
que llevan al centauro hasta lo etéreo.

Y tiende tierra firme bajo el aire de sus pies
para un trote apacible.


Manuel M. Barcia

viernes, 4 de febrero de 2011


CONTRASTES DE VIGILIA



Anónimo y sin alma
me mira un espejo somnoliento
a través del cristal de los ausentes.

Detrás hay una sombra que se mueve
y allí me reconozco:

Un rebelde sin causa
en un prisma de sueño.

Cegado en la memoria me dirijo a la luz,
mientras queda Narciso en mi vigilia,
absorto en la belleza de una flor.


Manuel M. Barcia