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En su propia imagen contemplativa
algunos se han vuelto melancólicos,
o simplemente locos,
en busca de una jungla repentina
que sólo es la figura de su aliento
en la sed de un desierto alucinante.
Y en el espejo que refleja su escena,
la sombra del silencio
evoca la memoria de la nada
en el vaho adormecido de la niebla.
Manuel Martínez Barcia
Cómo cambian los tiempos
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Recuerdo aquel domingo de fútbol
en que nos tocó la quiniela.
Doce aciertos de catorce.
En total tres mil pesetas cada uno
-para dos chavales de ...
Hace 14 minutos
2 comentarios:
Un poema alucinante, Manuel. Realmente alucinante.
Tiene muchísima fuerza.
Un abrazo de meiga interdimensional
Ana
En el delirio de la sombra iluminada del silencio, una mirada desviada de su luz primigenia, invade la razón en las ruinas del sueño, y disuelve la noche para tranformarla en tu presente...
¡Relmente alucinante!
Gracias por ser infinita donde soy, Ana.
Un beso que no duerme
Manuel
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