LO QUE ANIDA

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Sentir frente al espejo compañía,
pero, ¿qué busco en ti?

Tú, el perfil más hondo
donde nunca se puede abrazar
la noche interminable.

Háblame de la sombra, de fantasmas sin voz
que yacen encerrados en lo inmóvil,
le que anida tu ser, el sexo, la lujuria,

enséñame el instinto de los sueños,
a cruzar la existencia de la nada.

Sólo soy el sustento del fervor,
quien arde con verismo en la mujer,
salvaje libertad que nunca expira.

Ven
desnuda e imperceptible,
hagamos que lo astral sea sutil,

dos cuerpos intangibles con los labios sellados.




Manuel M. Barcia

CRUZAR EL DESVARÍO

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Hay un pacto tenaz entre el sueño y mis dudas,
cruzar el desvarío,
transgredir las fronteras de la luz,
enlazarte al olvido y luego irme,

lo que dicta el silencio ya lo sé,
siempre grita nostalgia,

aunque después se va

y queda la mirada de la noche
negando la certeza.



Manuel M. Barcia

ECOS DE PLENITUD

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A veces, la palabra,
impacienta su voz,
para gritar su nombre
allende toda ley de gravedad.

Alfabeto intangible
de los dioses que fingen coexistencia,
eterno su clamor,
con siglos de esplendor en las edades,
con la luz que despierta la extinción
de los poetas.

La vida más allá,
juventudes que entonan su mudez.

La melodía nueva en otro mundo
que pende de sus notas cristalinas
el éxtasis del sol,

metáforas de tiempos por venir,

ecos de plenitud,
renacimiento.



Manuel M. Barcia

DEMASIADO DOLOR

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Tan sólo un epitafio en mis palabras:

¡Demasiado dolor!

Los versos no comulgan estrofas de silencio a la intemperie,
yacen en la memoria,

luminosa la sed que llueve por su rastro.





Manuel M. Barcia

PROBABLE-MENTE YO

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Detrás del ventanal se oculta un ser,
-probablemente yo-
o tal vez esta luz que me ha robado el alma,
abismo en mi existir.
Esa imagen convexa del más lejano ayer
rasgando nebulosas
para ser universo inabarcable,
apátrida y sin rumbo,

espejo de la inmensa soledad.



Manuel M. Barcia

LO QUE NUNCA SE APRENDE

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Las virtudes no saben todavía
elegir el destino
del grito que persuade al corazón
cuando clama el silencio libertad.

Mis defectos son tantos
que no sabría como erradicar
de la voz mi conciencia

y de los indignados
mis palabras,

el alma insobornable.



Manuel M. Barcia

EL ÉXTASIS FINAL

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Ejércitos de luz custodian a las sombras,
la noche les sonríe
y se alzan,

mientras la diosa blanca
desprende los enigmas de la piel
y revela lo incierto,

extravíos que arden
su etnia de mujer,

cicatriz sin heridas tras la ofrenda,

el éxtasis final
dentro de nadie.





Manuel M. Barcia

El este a la deriva. 


Agradezco la gentileza de Rosario Alonso, amiga y compañera en Poesía, por la elaboración de este vídeo-poema.

Grita el mar gaviotas en la noche.
la luz rola a poniente...

Soy náufrago del sol
con la sombra del este a la deriva.

Y tú la mansedumbre de mis sueños
abrazándose al agua.





Manuel M. Barcia

CONVERSANDO QUIMERAS

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Mis huellas suplicantes en la roca,
venerándote aún,
igual que un insomne a lo perdido.

Porque allí siempre soy
esa sombra inminente
que anida junto al mar y nos reúne

y ese haber parido sensaciones
con secretos de amor
traídos por los vientos a la orilla.

Sin embargo, no estás.
Ya es hora de partir
fingiendo nuestro adiós.

Y a lomos del crepúsculo, marchaste,
sin mirar hacia atrás,

paseando con garbo tu luz entre quimeras.





Manuel M. Barcia

EL VERSO CABE

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Voy a escribir, si hallo las razones,
y si traspasa el sol la noche amurallada contra mí
para ser un destino de quietud
en la sombra de nadie.

Voy a narrar
la luz que se percibe
más allá de ideales extinguidos,

-el verso cabe ahora-,

los poetas carecen de escenario
no precisan lugar
sino recitación

y sentimiento.

De la noche nos alzas,
de la umbría que teje
laberintos de ardor. Tan nuestra
es su llave, la brújula el confín,

los signos que desnudan el silencio.



Manuel M. Barcia

TE VAS

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Te vas, falta de luz
y suicidio en la tarde.
Con brazos de la infancia
estoy minando
las huellas de la imagen que se ahonda
tras un espejo falso,

crepúsculos del tiempo que me aísla
contemplando la noche,

tu nombre en la costura de mis ojos.





Manuel M. Barcia

PASADOS LOS CUARENTA

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Me aclimato al estío sin querer,
aunque no sobreviva, ni sepa en realidad
cuantas veces palpitan los veranos
latidos de mi agónica existencia.

No resumo almanaques, ni las horas
que transitan por mí
fechas desconocidas,

tampoco a los sueños, ni al amor,

yo hablo de la luz que desvanece
este ardor tan febril
antes de ser la noche que demanda
crepúsculos que cieguen los destellos del sol
al dormirse mi vida.

Yo hablo de mi piel contra el calor,
-no hay tregua en esa lucha-
tan sólo un termómetro en la cima
que me obliga a no ser;

acaso sea mi sombra el refugio
de tan ansiada umbría

mientras la calentura me persigue

(y a mi perro también).



Manuel M. Barcia

¡BASTA YA!

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Basta ya de aguantar la burla del poder,
el peso insoportable de la crisis
acerando mi espalda.

En mi libro de cuentas
tan sólo he de escribir- sublevaciones-,
latir mi corazón con sufrimiento

y epítetos que traigan la honradez
a quienes con semblante de ruina
pretenden la codicia de mi esfuerzo
con malvado interés:

Imponer al talento
días de vacación,
las páginas sin luz

malversaciones.

No hay quiebra en mis asuntos de gobierno,
la razón es mi causa,
rebeldía.



Manuel M. Barcia

LA MÁS VALIOSA HERENCIA

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Muy harto de mentiras,
de toda esta versión de irrealidades,
de injurias y desprecios,
de ser tan sólo nadie-contra-nada

en donde sangro yo
la más valiosa herencia:

el amor de mi madre.



Manuel M. Barcia

A LA SOMBRA DE MAUNDER

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Ya no temo sufrir
desordenes que huyan la elipse del saber,

los envejecimientos prematuros
del astro que no soy

kafkiano, luz solar,
iridiscencia.



Manuel M. Barcia

RAZÓN AQUÍ

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Se necesitan pobres
(tan sólo aparentar)


Razón aquí :

Bankia-Y si te robo no vinieras










Manuel M. Barcia

LO EVANESCENTE

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Se estacionan en mí
los músicos que tiemblan soledad.

Refluyen por los ecos de pasíón
tiempos de sinfonía,
resplandores de luz,

lo evanescente.



Manuel M. Barcia

EL LEGADO PLURAL

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Siento pacer en ti todo lo que me agita,

el legado plural de lo que alguna vez

-entre promesas-

nos hilvanó de luz, tan cosida hacia dentro

que apenas el amor era un hilo de piel

en dónde sólo teje la memoria

los anhelos sin fin,

desorientados.

Conductor de pasiones sin destino

huye mi corazón

la quiebra de la lluvia que se vierte;

la indócil suavidad

que nos hace temblor y nos enreda.

Manuel M. Barcia

AL FILO DE LA SELVA

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El pétalo y la sangre,
la espina persistente y el amor
en la misma raíz.

La vida trepa fértil,
esencia de mujer
al filo de la selva.

Y finge ser del tiempo
cicatriz,
el brote inmaculado de la rosa

tan herida de muerte...



Manuel M. Barcia

PARTÍCULAS DE TI

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Colecciono partículas de ti,
parásito en la noche.

Permaneces aislada,
a solas con lo frágil

el tiempo sumergido en mi memoria.



Manuel M. Barcia

NUBE Y REQUIEBRO

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No me puedes sentir

frenéticos vaivenes te acompañan
hasta la conversión de los enamorados.

Llamarada menguante
navego con el mástil en silencio

arde mi corazón
y tú respiras,

asciendes, inmortal,
nube y requiebro.



Manuel M. Barcia

TAN CERCA DE LA GLORIA

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Las secuelas del hambre y el exterminio,
la ira más cruel,
imágenes de niños sin vida en la mirada,
corazones dolientes.

¡Cuánto horror!
¿Para qué?

En África, la luz,
ensombrece la jungla con celadas
por mucho que los dioses nos reinventen

tan cerca de la gloria...


Manuel M. Barcia

LOS VERSOS PAGANOS

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¿Por qué buscar la eternidad de un poema
a través del espíritu que late?

Acaso sea pagana la escritura
que pretende asociar las almas con los cuerpos
sin ser ninguna herida de la sangre.

Prefiero mis palabras
con el aire que juntos respiramos,
-entre la escena cósmica y la tierra-
donde apenas hay luz,

crear el universo que me toca.



Manuel M. Barcia

MILITANCIA DE SER

...


Mantengo un idílico romance
con mi ego en la sombra,

él me habla de amor

y yo de como hemos de sentir
la enigmática luz en los espejos,

militancia de ser
platónico albedrío de la escena.




Manuel M. Barcia

SOY YO

Soy yo
lo que resulta de tu nombre
con el sufijo Sur en la palabra.

Y ese verbo cercano
que a mi lengua provoca
con sílabas de sol
reclamando lo ardiente del deseo.

En el arte de amar
la chispa de la luz es la locura...

Pienso, -yo he de sentir- si eres mujer
que al abrazo de Venus se asemeja,

si el alma es la raíz de nuestro amor,
aforado de ti,
tan lleno de vaivenes y de azar
en mi desequilibrio.



Manuel M. Barcia

LA REBELIÓN DEL ALMA

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"ya vuelvo...
no creas que abandono la batalla"
(Liliana Aiello)




Respira desconcierto la impureza del caos
trepanando mi mente con luz de barricadas.

En la cárcel sin muros que me abruma
no hay tiempo en reclusión,
si acaso una manera de vivir,

ideas marginales
con sueños de mi yo crepuscular

los reproches que acunan tu inquietud
bajo mi fantasía.

Objeto con palabras los símbolos del miedo
para ser en tu brisa
naturalismo, flores, eterno su confín
en las letras que siembro esperanzadas

por si fueran mis versos tu semilla.



Manuel M. Barcia

LOS OJOS DEL ATARDECER

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- ¿Qué estás escuchando?
- Nada. El silencio.
- ¡Ojalá fuéramos tan iluminados como para escuchar el silencio! Pero somos hombres y ni siquiera sabemos escuchar nuestros propios susurros.


De:  El peregrino de Compostela. 
Paulo Coelho








Si aconteciera el verso
las voces de la noche
la memoria de ti sobre mi oído

Si del sueño flotara lo invisible
y este ardor de la nada
que consume mi tacto...

¿Por qué rozas mi alma?
Tan sólo eras reclamo para huir
de mi propia existencia

¿A qué tu empuje inútil?

Ya nada puede arder en lo que vivo
el cielo se desploma
y con él nuestro embrujo

y también el temor a las palabras
que nunca amanecieron
al desaire de un grito en la quietud

el tiempo que precede a un suspiro
y en nadie se derrama.

No bastan los adverbios
para ser del amor
alquimia suficiente.

Es preciso morir en su amargura,
levitar su emoción

vivir con sencillez lo cotidiano,
ser del cosmos luz propia.




Manuel M. Barcia

EQUILIBRIO

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Mantengo el equilibrio en el corcel,
la quietud de mi trote...

acaso un alazán sin cabalgar,

soy centauro tan solo.


Manuel M. Barcia

FARO

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Soy la luz que se eleva
en la roca sin huellas de tu amor,
refulgente de lluvia peregrina.

De tanto ser mirada en esta loma
se perfilan en mí
los aullidos del viento
que traen desde ultramar lo fugitivo

y el agua que no cesa de sangrar
los diluvios a solas.

Soy el ojo de cristal que te espera
sin nada que ofrecer,
vigía permanente tras la calma.



Manuel M. Barcia

SEX o VICTORIA

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Lo más bello y salvaje
que nunca contemplé

O´neal saboteando la imagen de la guerra...



Manuel M. Barcia

CARTAS CONTRA NADIE

Tus mentiras me duelen
como luz que flagela

si ha vertido dolor, ruina, todo
lo que perdí, como un tahúr, mi honra

en el juego de cartas contra nadie.



Manuel M. Barcia

CUANDO GRITA LA SIEN

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Mírame con ojos que transgredan el delirio
y alejen de fantasmas lo real
cuando grita la sien
la fiebre del ardor con que nos precipita.

¿Has visto cómo huyen del espejo?

Fabulemos la edad
que sonríe los tiempos lujuriosos,
-miméticos tú y yo-
en la piel de las sombras  que resumen.

La más cruel ofensa contra el rito de luz
es no temblar, sentir que no hay abismos
en vientres de cristal
cuando un sol interroga
el nombre de tu pelvis.

Yo no puedo escuchar su moraleja,
soy la parte de ti
en los labios sin carne,

quien tañe con campanas
un eco de mudez

que nos ciega de amor y sacraliza.



Manuel M. Barcia

EL ROSTRO DE LA LLUVIA

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Recuerdo todavía los espasmos de luz
que ungían de misterio tus visiones.

No me olvido de ti,
tampoco de ese mundo primigenio
en tu cuerpo de diosa.

El rostro de la lluvia me acompaña
con diluvios de sol bajo farolas

y el rumor del latido
de nuestros corazones

prisioneros de amor acorralado.




Manuel M. Barcia

MUJER DE BARRO Y FURIA

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Había en las palabras retazos de la noche

con huellas de cristal

delirando la luz de mis pisadas

(De mí mismo)

Mujer de barro y furia

robótica también

y abstracta, fantasía e intuición

según sea el cristal donde se mire.

No hay en su destino fijaciones,

salvo el grito del mar,

allí la voz es suya,
-porque se siente libre-
navegando espejismos del amor
que avista horizontes con un verso cercado.

No es fácil definir la resiliencia,
pero ella lo sabe,
para ser amazona sin espuelas,
caminito del alma
si hay hombre que le fuerce a ser guerrera.

Y podría seguir
difundiendo toda su antología
mientras Tauro enrojece
la sed de mis pupilas.

Pero hubiere de robar su talento,
ser letra de Morgana

y yo sólo soy luz cuando me asombra,

ardiendo entre mis ojos ese barro...




Manuel M. Barcia