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Tan minuciosamente como tú,
enjambres de silencio me acarician
con un vals en la piel,
y lo que reverbera todavía
aullando la quimérica expresión
del viento en tu mirada,
su claridad azul
y el tiempo del placer cuando no existe
la proclama del éxtasis amado.
Con sílabas huidizas
me habla la quejumbre de tu voz,
moribundo el clamor que tañía sonidos de esperanza,
y notas musicales
de lo que no perece,
un himno sin palabras,
o acaso
una canción,
porque sentirte así
también es biología de costumbres
y tacto del amor
en lo infinito.
mmb
2 comentarios:
Bello y triste como las nubes de ceniza que hoy no lloran pero abrazan la cintura del domingo.
Un saludo
Hoy ya es lunes, menos gris, más carbonería del aliento.
Gracias por tus palabras, María José.
Un abrazo.
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