Con las manos sembradas en la espalda
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La celda es un paraíso de sal
donde la muerte amamanta hongos de silencio.
La oscuridad pare gemelos ciegos
y una utopía llora dientes de cristal.
...
Hace 14 horas

4 comentarios:
Este soneto se adentra en la piel y la estremece. Infiel o no el cascabel que cuelgan los amantes de su cuello, nos deja su marca incandescente. Saludos.
Cómo podría hacerlo
si tus dedos resbalan en el aire
desde que las distancias son sinónimo
de apatías y el sol
confunde amaneceres con finales
para negar lujurias en la noche
y los hechizos diurnos.
Estamos condenados
a la tibieza
a ser solo partículas dispersas
de una pieza imposible.
Qué lindo eso que dices, M. José, poesía a ras de piel que cala dentro.
Un beso.
Tu embrujo emana siempre, Sil, nuclear el calor, sin átomos dispersos...
Gracias por tus versos.
Un beso.
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