*
Pudo elegir la vida entre los sueños.
Pero quiso doblar lo que no existe
dejando la mudez a sus espaldas,
esas voces de adentro que a veces enajenan,
cortina de la cárcel
que cierra el horizonte de la umbría.
Y se condujo alegre
por los cauces de días volanderos,
inundando de acento las palabras,
peregrina de la luz
a través de las sombras
hacia vastos dominios de existencia.
Desterrada para siempre de la duda,
recreó un tiempo inmemorial en el recuerdo
imposible de explorar
por el miedo vencido en la memoria.
En ciertas ocasiones
la noche nos ofrece tratos de favor
- nos juzga la muy negra -
sólo su apelación podrá salvarnos.
Manuel M. Barcia
La tormenta
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Con el estrépito de mil carros celestes
que surcan el confín del océano como atletas invencibles
recorriendo la luz de un profundo bosque en llamas
...
Hace 5 horas
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