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Pudo elegir la vida entre los sueños.
Pero quiso doblar lo que no existe
dejando la mudez a sus espaldas,
esas voces de adentro que a veces enajenan,
cortina de la cárcel
que cierra el horizonte de la umbría.
Y se condujo alegre
por los cauces de días volanderos,
inundando de acento las palabras,
peregrina de la luz
a través de las sombras
hacia vastos dominios de existencia.
Desterrada para siempre de la duda,
recreó un tiempo inmemorial en el recuerdo
imposible de explorar
por el miedo vencido en la memoria.
En ciertas ocasiones
la noche nos ofrece tratos de favor
- nos juzga la muy negra -
sólo su apelación podrá salvarnos.
Manuel M. Barcia
La sombra de un pájaro que olvidó su nombre
-
La poesía es muda,
Expresión sin voz,
Escrita con el alma vacía,
En silencio.
Un momento perturbador,
Exilio literario,
Nost...
Hace 55 minutos
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