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Los restos del ayer, la cercanía
de la contemplación,
el mito de saberte levedad
y en poesía el acento.
Allí fuimos la ética del alma,
para sentir palabras, y en ellas comprender
el silencio de un yo más femenino,
orígenes de ti en el poema
y acaso entre su luz algún destello
de amor entre ficciones.
Sin embargo,
por destino fatal
fingiste nuestro eclipse tras la luna
con sangre y desvarío.
Porque olvido es así
elijo por pecado capital
lo corpóreo en la ira:
Al carajo tu voz,
y tu soberbia,
tan falsa lejanía
y las alertas.
mmb
4 comentarios:
Y escribes con fuerza el descontento, el olvido pecado capital, cómo te entiendo poeta.
Un saludo cordial.
La fuerza de tus palabras golpean sin censura.... no encuentro mejor modo para liberarse, que el grito escrito y el golpe leído.
Me encantó!
Saludos.
Gracias por tu sentimiento en estos versos, Soledad.
Un abrazo.
A veces es preciso golpear el silencio, sí, desangrarlo de un grito...
Gracias por tus palabras, Laura.
Un abrazo.
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