Recorro con mi nave la sangre donde la ciudad duerme
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Sombría la lisa membrana de donde brota el aliento vital
del plasma, con la quilla surco los estrechos limites de la roja
tiniebla mientras a mis lados ...
Hace 2 horas
2 comentarios:
Genial poema, Manuel.
Los árboles te lo demuestran cada día. Ese afecto silencioso que acompaña tu sentir.
Un abrazo de meiga
Ana
Gracias por tu tiempo, Ana.
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