*Coleante en el tiempo deshojado,
albergo en mi pecho horas oscuras
de sombras en las fechas del pasado
que late en su origen extinguido.
Pisan mis pies estratos de las huellas
que fueron sustento de pasos regios
en la edad de los sueños,
Donde estuve morando,
dormido, en la visión letárgica
de la bruma que despierta en el frío.
Y a pesar del genoma primigenio
del embrión de generación mutante
en la nada de mi cuna onírica,
Renazco en las cenizas de todos y de nadie,
del aliento caliente
que es brote de luz en el soplo de un dios
con forma de Ave Fénix.
Y en el mismo acto de etérea entrega,
vuela el leve recuerdo de un sollozo
destilado en el vientre de la lluvia.
Manuel Martinez Barcia