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En su propia imagen contemplativa
algunos se han vuelto melancólicos,
o simplemente locos,
en busca de una jungla repentina
que sólo es la figura de su aliento
en la sed de un desierto alucinante.
Y en el espejo que refleja su escena,
la sombra del silencio
evoca la memoria de la nada
en el vaho adormecido de la niebla.
Manuel Martínez Barcia
El mar de la noche
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Hay en tu rostro una herida donde las sílabas en calma
se adormecen como barcos sin un mar que los agite.
Riela la lluvia bajo el farol, allí se ref...
Hace 7 horas
2 comentarios:
Un poema alucinante, Manuel. Realmente alucinante.
Tiene muchísima fuerza.
Un abrazo de meiga interdimensional
Ana
En el delirio de la sombra iluminada del silencio, una mirada desviada de su luz primigenia, invade la razón en las ruinas del sueño, y disuelve la noche para tranformarla en tu presente...
¡Relmente alucinante!
Gracias por ser infinita donde soy, Ana.
Un beso que no duerme
Manuel
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