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Sólo éramos sombras en la nada.
Estábamos inmersos en el sueño
y éramos el sueño.
Estaba oscura el alba
y soñabamos los dos
abrigados al brillo de una estrella
su trémulo latido.
Éramos cosmonautas diminutos
caminando en la noche,
ocultos en la pluma de sus alas.
Es fácil idearte,
hacer que nos transportes
hasta el último confín del existir.
Ahora
tan leve como un ángel
nos alzas en tu vuelo
y soñarás conmigo sin saberlo...
Manuel M. Barcia
El nombre de las cosas
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Como en un filtro de voces nuevas tamiza el tiempo
la lluvia del ocaso, le da el vigor atemporal del aire
en la vaga sombra del recuerdo, vienen caballo...
Hace 4 horas
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