Quizá soy yo el culpable
de ser fotografía de mí mismo
en lo sumo de tus celebraciones
y de aquellos relatos de misterio
Sólo yo soy capaz de pronunciarte
en tiempos conjugados que se fugan
de la voz tan estéril que te nombra
¿Por qué quién, sino yo, ahora invisible,
ardía en ti sobreviviendo al fuego
como una llama nueva en tu mirada?
En la distancia da igual
las sombras de la luz que suscitaron
los destellos de ti desvanecidos
Ahora un árbol sepia
consuela el desamor sobre mi tumba,
y en la policromía del recuerdo
bajo sus hojas secas me condena
Y siembra en el olvido tus raíces,
porque pintar no pudo.
Manuel M. Barcia
2 comentarios:
Bellísimo poema, amigo Manuel!
Bello tu blog...
Volveré
Besos
Maria Lua
Es una gran alegría tu presencia entre mis versos, Maria.
Muchas gracias por dejar tu huella en este blog que se honra de tu paso.
Un beso
Manuel
Publicar un comentario