Intento ser en ti, reflejo a mis preguntas,
porque busco el interior del hombre que fue niño
a través de los sueños, con los ojos abiertos,
tal vez porque el silencio tenga la sombra ciega
O quizá quiera ver, a mitad de camino,
la propia irrealidad de los hechos pasados
que fueron mi refugio tan sólo a media luz
Desconozco la fe que impulsa a los creyentes
a sentar todo el cielo debajo de los pies
dejando atrás la huella del último juicio
Por eso, espejo, dime, ¿existe la verdad?....
Acaso en mis recuerdos, perduran todavía
los abrazos amigos, limpios y con afecto,
que estrecha al corazón con las almas gemelas
Pero es largo el trayecto que la vida propone,
días de soledades y de amores en vano,
promesas de cristal rotas en el olvido,
semillas de calor en jardines de frío
Así que, pronúnciame en voz baja el destino,
y sella con el gesto de los amaneceres
la curva envejecida donde giran los años
para que Otoño pase, sin temer al invierno,
porque morir, no sé...
Manuel M. Barcia