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lunes, 16 de agosto de 2010

TEMPESTADES DE CALMA



En las jarcias del velamen herido
un nudo de oratoria
desata una plegaria de lamento

apenas un acorde musical
apresado en los vientos de quietud

Tempestades de calma
decoran los desnudos horizontes

el rumbo derrotado
expuesto a la mirada de la luz

la voz de su silencio,
que fue una vez sonido rebosante del mar
y que ahora es el eco
del mástil impasible del vencido

Orientado a estribor,
latiendo el corazón de proa a popa,
un cadáver navega a la deriva
sobre su quilla muerta.


Manuel M. Barcia

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