En mitad de los sueños

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Extraes de la sustancia el corazón
y desangras con luto mis palabras.

Maldices las imágenes
convirtiendo mi nombre
en la dedicatoria de un ayer
encelado de curvas.

Me cantas tan solemne como estéril
y yo susurro un himno
en torno a ti,
volviendo a ser origen de la vida,

enmudecido en luz,
lealtad conmigo mismo,

por si acaso sirviera
para reconfortar
esa voz que tú callas,

ese sueño indecible.



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El cauce de la sed

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Hay musgos de placer
en lo que tú me quitas,
incipiente verdor de la humedad
en los ríos que bajan los caudales
para ser nacimiento

y en el amor
la sed
que nos bebía
a golpes de aspersión y cataratas.




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La objeción de Pi

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Sólo consta mi nombre,
fecha de nacimiento
y la hora de la muerte.

Debo estar muy febril, alucinando mal,
¿sino cómo entender ante el espejo
tamaña infinitud
en la genealogía terminable?

Ese tres no soy yo,
es un número primo,
o un espía posible,
acaso un infiltrado,
o una maldición de mi asesor,

un error de ganancias
en esta puta Renta que no sale...



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Qué decir?...

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En este caminar sin rumbo fijo
suceden evidencias infinitas
del tiempo en lo versal,
escrituras de amor dedicadas a nadie

y entre líneas
espacios
de lo ausente,

imágenes sin rostro preguntando
qué sombra han de ocupar
para ser de la luz
una huella tangible,

algo que al soñador luego permita
convertir en silencio

o acaso en un nombre que poner
a poetas anónimos
y a ese silabario pertinaz
que amanece domingos
con lápices y dedos y locuras
de un todo inseparable...



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Escribo noche

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No hay atrevo posible
si hablamos de mujer...

Hay ardor comprimido, la intuición
de un quizá en compañía,
el fuego en cualquier caso

y a veces la nacencia de una flor,
un espejo de luz
bajo la lluvia,

como esas noches que yo escribo en ti
para sentirme nada.




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En el camino

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Entre los recovecos peregrinos
hay una encrucijada,
también una mujer
que temblando
me mira,

aún no sabe que yo estoy allí
para ser extensión
de un espíritu a oscuras

-de qué sirve la luz
en los ojos de un lobo,
su amplia desnudez
en mi licantropía-.

Ella finge que abre
las puertas de la jaula,
pretende transitar,
que persiga su rastro
instinto a rienda suelta
hasta que todo cese.

Intento sonreír,
mostrarle como late un corazón
si hay embrujo de amor
entre lo vascular de su querencia,

pero temo que al fin me reconozca,

que sepa que soy hombre
y no la atrevo.



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Monologo y aparte

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... Siempre me pregunté como sería
el último estertor,
si en esa dimensión es posible estrechar
todo lo que viví,
conductos del juicio por mis venas.

Acaso la respuesta sea un cero,
un círculo sin fin,
la nada por doquier como afluente
de un rocoso caudal,
decrépito fluir de inexistencia.

Ahora que lo sé,
me convierto en caverna,
alvéolo sin luz,
estación terminal de un soliloquio...



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Dentro de la voz

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Me lo dijo cercana,
prismático el saber de los senderos
que conducen a Dios
a través de un silencio inexplicable.

Me dijo que hay motivos sin razón,
suceden porque sí,
como grita lo místico
voces sin elocuencia...

como laten sentir los corazones
y sin embargo
callan.




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Antídoto y selva

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En este velador de atardeceres
eres policromía de lo azul,
una cita en la noche donde sueño
con pájaros y nidos de cigüeña.

También puedo escuchar tu corazón,
como late silencios y alegrías
a ritmo del compás de los pigmentos
que sonríen la luz de una mirada.

De la campiña al mar, sin horizontes,
eres patria de mí, selva y antídoto
esperando crecer la primavera.

No hay crepúsculo al sur, sólo expansión
con árboles y estrellas, y el sentir
de raíces que prenden al destierro.




mmb

y si?...

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¿Y si fuéramos luz
en el iris del sueño?

¿Y si adentro cupiera
esta persecución
del extravío?

¿Y si
muy lentamente
naciéramos los dos?

¿Sabrá el amor sentir la presencia del tacto
cuando son desnudez
los genes del Big Bang en su energía?

... ¿Y si nunca pudieran separarnos
del éxtasis gemelo
en nuestros despertares?

Qué veloz es la noche,
apenas su quietud entre nosotros...




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Promesa

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Prometo no buscar ese inútil destino
que me vacía en ti.

Desapareceré
sin que sea orfandad
mi tiempo entre los solos.

Me voy, pero te dejo
el último poema,
sentimientos que hicieron intangible
la oración que traslada las pasiones
hacia ningún lugar

y todo lo que cabe en los secretos
que pretenden morir
en las cosas sencillas
sin apenas dolor.

Seré piedra de mar,
o acaso anacoreta.





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Vidrios rotos

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Exámines los dos,
derramando la vida por la ausencia.

Deshice nuestro nudo de la red
mientras tú eras centro de lo inmóvil
conmigo en simetría,

luego te comprendí,
como abarca el amor
el todo de la esfera,

como si aún tuvieras el brillo del espejo.




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En alas de nostalgia

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Igual no fueses nunca mi jamás,
ni yo ese niño malo
que volaba sin fin las fantasías
por mundos ideales.

Tal vez tus cumpleaños
me hayan hecho mayor,
un viaje hacia el sur
del más allá
sin posible regreso.

Sin embargo, la isla permanece,
enjaula a Peter Pan
con barrotes mecidos por el viento...





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L-Argo-metraje

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A veces me pregunto si Jasón
pretendía ser rey,
o era su misión promocionar
sus pelis de aventuras
con héroes plebeyos.

Acaso entre aquellos que zarparon
en busca de la fama
tuviesen en el Óscar argumento
antes de ser guión
de los pérfidos dioses que tejían la red
con nudos de gigantes talonados
por débiles arpías.

O acaso fue la Hidra quien clavó
la hoja del puñal
en el libreto,
celosa por no ser protagonista
de un sólo corazón,
o al menos la reseña
de una actriz en papeles secundarios.

Desconozco el final de la aventura,
sé que había esqueletos luchando con las rocas,
un momento de paz

y también futuribles escenarios
de una segunda parte,
con vellocino y oro.




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La misma sombra

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Semejabas allí la costura inicial
de un cuerpo en dos mitades,
la inminencia de ser la proporción
que resume lo exacto de la horma,

como la lentitud de los caminos
que son peregrinaje hacia lo eterno,
como un rayo fugaz
que transpira el sudor
de las desolaciones,
como el aire sintiéndose ventana
de un cielo sin cristales.

Pretendías que yo fuera el ladrón
que a solas ejecuta
el crimen más perfecto.



mmb

A noche descubierta

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Diagnosticas lo insólito del sur
a noche descubierta...

Sueñas la suavidad de lo crepúsculos
que sazonan la piel
con los atardeceres en silencio.

Melancólica oteas jardines de La Alhambra
con ojos de Albaicín,
juntas el corazón de los amantes.

En tu mujer desnuda yo soy sólo un pagano,
un encuentro al azar,
un oculto mirón de tu belleza
azul e interminable,

una falta en tus faltas
pretendiendo de abril
que sea agua de mayo,

disidencia de luz,
barbarie por Granada.




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Sucede cuando callas

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Invisibles murallas
cercan los laberintos de mi voz,
el tiempo que vendrá,
los poemas sin nombre.

Escucho los misterios del oráculo,
él ha de responder a las preguntas,
predecir resplandores
que apalabren la luz,
la duda de saberse
el eco altisonante de un cristal.

Sucede cuando callas,
el éxtasis promete una oración
en un claustro sin nadie,

me declina en silencio.



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Misión vivir

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¿A qué puerta llamar?
¿En dónde conseguir alojamiento
sin ser extranjería,
pertenencia de muros en la piel
de países lejanos?

No te rindas, amor,
acaso haya una luz
perfilando horizontes
que tengan por misión
la clausura el tiempo
sin llaves de esperanza,

una patria común,
compañías alegres,
un siempre amanecer que no sucumbe
al paso el olvido,

un espacio sin líderes corruptos,
sin sombras de la holganza,
con aliento de lumbre
donde arder el deseo,

un lugar compartido
por hombres y mujeres
con ánimo de ser supervivencia.




mmb

Los brazos del sextante

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Pretendía las olas,
océanos de calma en tu interior,
un nombre que poner a lo ignorado
cuando exploro tu cauce
sabiéndote poema...

Remites un crepúsculo feliz,
la exacta latitud
que triangulan los astros en la playa.

En mi navegación
sólo las gaviotas
armonizan el rumbo
de los vientos que sueñan los trigales

y esa música fértil,
el silencio que llueve
cuando somos orilla

calidez de un rincón
y astrolabio.




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Puentes de mayo

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Sin conciencia de clase,
apenas certidumbre
de la resignación.

Yo sé que estáis ahí,
semifurtivos,
avalancha de pobres moribundos
soñando la riqueza.

En medio de la calle
reina la soledad,
el jardín de la noche por su espacio
y un pétalo de rosa
caído de un balcón...

mis manos lo recogen,

resiembro su raíz
a la izquierda del pecho,

ella rinde color y evanescencia.





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