Mi viejo auto, yo y los límites de velocidad
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A treinta: mi coche va por una calle transitada,
como es un animal bien adiestrado
comprende que debe ir lento,
niños y ancianos en las proximidade...
Hace 2 horas
5 comentarios:
piedra rodando en el mar o un ser sometido a la soledad y la penitencia,
dos alternativas dolorosas
buena poesía,
un abrazo
Siempre queda la opción C, Omar:
Que la mar nade promesas a la orilla...
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Hermodo amigo. Yo soy positiva, seguramente en esa orilla encuentren promesas buenas y bellas
cariños!
HermoSO jaja... no pude corregir, y pegué mal en el teclado diminuto.
Tal vez si lo borraras, no te hubiera quedado igual DermoSo! jaja
Gracias por venir, Sil-va-na.
Un beso.
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