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Primero es un sonido inexplicable,
frecuencia en la intuición,
anárquicos bocetos de locura
dentro del pensamiento.
Después una existencia superior
transforma la energía en sencillez
y da voz al poema.
La mente se corona de palabras.
Y tan sólo al final
la fábula es dictado
de rimas con estróficos requiebros
en las revelaciones.
Y luego todo vuelve a ser un sueño,
un símbolo durmiente
en lo filosofal,
deseo y fantasía,
la musa que se fue.
Manuel M. Barcia
Sempiterna noche
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Si me asomo al brocal de este pálpito que ha perdido
la encendida luz, y allí con el sedimento de este fluir
que aún finge ser misterio del color, c...
Hace 4 horas
2 comentarios:
Exquisito enunciado sobre la constucción de un poema.
"ALQUIMIA" y talento en tu caso,Manuel.
Un abrazo:
Elsa.
Es mucho más que un accésit si este premio viene de ti, Elsa.
Gracias por tus generosas palabras en estos humildes versos.
Un abrazo
Manuel
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