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Espirales de brisa florecen un perfil interminable.
Aullidos de la noche resucitan
lloviznas de pasión.
Impaciente la lágrima en la espera.
Escucho el rumor de las crestas salvajes,
el roce de la espuma
frente a mí,
como si fuera el mar,
como si fueras.
Manuel M. Barcia
Con las manos sembradas en la espalda
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La celda es un paraíso de sal
donde la muerte amamanta hongos de silencio.
La oscuridad pare gemelos ciegos
y una utopía llora dientes de cristal.
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Hace 1 hora
1 comentario:
Guapísimo, como diría mi hijo. Lleno de nostalgia..como el mar.
Saludos
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