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Irremediablemente tú,
sangre, fuego, carmín,
rubor previo al placer que nos depara,
aurora o atardecer
según nuestro universo
o el lienzo que pintamos,
pero siempre alentado en la pasión,
venero de tus labios.
Manuel M. Barcia
Con las manos sembradas en la espalda
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La celda es un paraíso de sal
donde la muerte amamanta hongos de silencio.
La oscuridad pare gemelos ciegos
y una utopía llora dientes de cristal.
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Hace 1 hora
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