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Reptas por la piel
como un áspid en celo,
capaz de hacer temblar
el delirio febril que fluye por mi sangre.
Yo bebo la sed de los ahogados,
su muerte fronteriza,
la ponzoña de un beso de aguardiente,
un numen de agua.
Manuel M. Barcia
Con las manos sembradas en la espalda
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La celda es un paraíso de sal
donde la muerte amamanta hongos de silencio.
La oscuridad pare gemelos ciegos
y una utopía llora dientes de cristal.
...
Hace 2 horas
2 comentarios:
Precioso, Manuel.
Un beso de meiga
Ana
Siempre es grata tu presencia, meiga.
Un abrazo
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