De tu cuerpo en ruinas
renace un universo de pasiones,
un ciclo renovado de la vida
en la tumba insondable del olvido
Las caricias devuelven la alegría;
transmiten la obediencia a tus caderas,
ansiosas del abrazo que sazone
las sales en la piel a fuego lento
Tareas de seduccción
despiertan mi reposo en la zozobra,
y una tímida sombra fosforece
del perfil narcotizado del sueño
El árbol silencioso, antes seco,
liberta sus mortajas,
asciende del pasado señalando la orilla
que fue lluvia lasciva en tus raíces
Al despuntar el alba,
la oquedad es resplandor,
la noche primavera,
el fuego nos auna
En el mar apagado reflotan las cenizas
de cálida ternura en el regreso,
y fuimos conjunción, abismo y varal,
las olas del océano abrasado,
acaso pertinaces
en busca del diluvio deseado.
Manuel M. Barcia
5 comentarios:
Me gusta,si.Es esperanzador.
Un beso con duende desde ésta orilla del rio.
Hermoso poema, Manuel.
Un beso de sueño
Ana
Me alegra que te guste, María.
Un beso
Tu palabra es importante para mí, meiga. ¡Mucho!
Un beso grande
Nada más que un simple comentario de alguien que ni pertenece a éste mundo ni quizá sepa dar la opinión que esperas y mereces cuando escribes éstas cosas...ya sabes que tan sólo me muevo como te dije una vez,como una ameba... y que no tengo palabrerío suficiente para describir con exactitud lo que percibo...pero a falta de palabras.... la música,si.
Un beso...artista!
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