A Carmen.
Me pediste que aprendiera a distinguir
el lado femenino de los verbos
conjugados en mujer
Me fui a una librería,
busqué entre sus estantes un tomo que incluyese
a todas las palabras escritas con el agua
en las páginas blancas de un poema,
para saborearlas,
para intuir ancestros despertares
de genes en mi herencia
que puedan transportar hasta mi sangre
las sílabas mojadas que caben en la lluvia
Y no fueron mi abuela ni mi madre,
ni la etnia fugitiva en mi raíz,
la causa o el efecto que supuso
la toma de conciencia en mi criterio
No sirvieron de nada los fonemas
vertidos por la musa en mis adentros.
No supe averiguar si Poesía
se escribe separada o enfrentada
Belleza se pronuncia con voz propia,
prefiero articularla sin género ni sexo,
robársela a los dioses de sus dones,
como un milagro nuestro...
Manuel M. Barcia