Mantengo entre paréntesis
la fe que se sostiene de forma prodigiosa
en los vientres de metal
Los pájaros de acero parecen convertirse
en alas del misterio que navega
con altos pensamientos por un mundo de cristal
El aire nos recuerda las mudas soledades
El tiempo entre las nubes no envejece,
acaso a veces vuela,
en círculos insomnes que llenan la memoria
mientras sueña la vida instantes de añoranza
Y son los aviones, almas ciegas sin rumbo,
mamíferos de hierro no menos solitarios
que los cuerpos inquietos que transportan
bajo un cielo sin puertas ni ventanas.
Manuel M. Barcia
4 comentarios:
Cargados de esperanza también.
Tierno poema.
Gracias por tu comentario, María.
Un beso
Precioso y original poema, Manuel.
Cuando estoy en un aeropuerto o en un avión tengo la sensación de que mi vida puede cambiar y evolucionar de maneras imprevisibles. Luego, no siempre es así...
Pero tengo esa sensación.
Tu poema es buenísimo.
Nos permite reflexionar hondamente.
Felicidades
Un beso de meiga
Ana
No, no siempre es así. Lo cierto es que somos aerotransportados sin más pasión o incertidumbre que la ganancia del tiempo.
Pero a veces, somos dueños del cielo que volamos sin materia.
Un beso alado
Mnauel
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