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Tu nombre significa en samurái:
montaña de fortuna.
Y eres la testuz
de un tiempo amable,
arrogancia del sol,
su amanecida,
el signo de lo noble y su riqueza.
Visionas glaciaciones de otra edad,
floraciones de luz
venidas de las fuentes bajo tierra.
Se rinden los tsunamis a tus pies,
a orillas del volcán,
como un arroyo
cuyas aguas se aquietan ante el fuego.
Percibes el marasmo de un temblor,
el riego de alta mar sobre los valles,
las nubes que derraman laxitud
de la pira del cielo asfixiante
que al aire sobrevuela.
Escuchas el clamor de los sin rumbo,
el grito monocorde del dolor,
su desespero.
Y mientras amaneces en la nieve,
meciendo tu altitud en soledad,
como espiga del viento,
raíz de las estrellas,
en busca de algún dios que nos sostenga
en este descalabro sin remedio.
Manuel M . Barcia