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No es cuestión de gustos
distinguir
fealdades de lo bello
ni ridiculizar
el desnudo
de otros
con divinas palabras
escritas por un dios
extravagante
y neutro.
Aunque
si he de elegir
prefiero
melodías de silencio
antes que soportar
el tostón
de tu ego.
Se trata de no oír
lo enfermizo
que brota de tu lengua
culpando a los pecados capitales
de inútiles ultrajes
y de sombras.
Acaso pronunciar lo innombrable
sea en ti la soberbia
o acallar los éxitos de un Óscar
en la perplejidad
del león de la Metro
creyéndose minino
que ilumina el ardor de los espejos...
mmb
2 comentarios:
Gracias por pasar por mi blog.
Te devuelvo la visita y encuentro unos poemas muy interesantes.
Volveré por aquí.
Saludos desde Buenos Aires.
Partido aquí estaré, Mirella, corazón y palabra.
Gracias por volver.
Un abrazo.
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