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Excavo atardeceres sin memoria,
como si fuera gris
la edad que acarició los esplendores
al sentirse perdida la niñez,
sonámbulo el destello de su sombra.
No es noche, sin embargo, lo que busco.
Ya fui una vez sigilo, misterio en soledad
donde tiemblan los sueños
lo abrupto del no ser,
la raíz de los solos brotando de la nieve
los afluentes turbios
y la escarcha.
Más allá del silencio
los hijos del amor señalan el lugar, borran de los vestigios a mi nombre,
su gen del existir,
y asomados al aire
inquieren al vacío mi derrota,
mas yo me desencarno en las maldades,
las quejas de mi alma, lo efímero del tiempo en su matriz
han cruzado ya el túnel,
viajan lo impasible hacia la luz,
porque morir de ausencia no es de muertos,
se mueren los adioses que nos matan
y el grito de traición que los abisma
bajo helechos y fango.
mmb