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Apenas conocí los despertares
del incrédulo amor
que aflora en las herencias.
Sólo puedo intuir
tu alma de mujer
fluyendo de su imagen silenciosa
para engendrar un dios
inútil y vacío.
Me consuela pensar que una vez fuiste niña,
abrazo de pureza
con ojos de mi sangre sin saberlo,
también un corazón desposeído,
inquietudes que laten
el pulso en la derrota
y cicatrices.
No estoy triste por ti,
han huido los pájaros al sur
el néctar de lo amado,
es aliento que pesa,
huellas de juventud
poblándome de hijos
y de sombras.
mmb
2 comentarios:
Precioso reconocimiento de tus ancestros Manuel.
Un bonito poema con sentimiento.
un beso
MAVI
Gracias por sentir estas herencias, Mavi.
Un abrazo.
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