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Tu imagen frente a mí
con la esperanza rota
y roto el corazón
por incontables golpes de lo exhausto.
Y yo desde la umbría sabedor
de la inútil proclama,
de grises que no admiten transparencia
en su opaca quietud.
Somos -en esta extraña conjunción-
palidez que contempla
las luces del destierro.
Pero no quiero ser el hombre amortajado de un poema,
ni en ti a la mujer
que resucite amor
en los cristales.
Tu sonrisa me basta,
y trémulo el deseo que apacigüe
los instantes de sol
que sin llegar a clímax nos cupiera
por los ojos cerrados.
mmb
8 comentarios:
Es muy bueno, estremecedor, fuerte! Me ha gustado bastante. Gracias por compartirlo.
Mi saludo y abrazo.
Para amortajarte a ti en un poema, habría que atarte esa lengua escandalosa que tienes y lo veo complicadísimo.
Una sonrisa vidriosa (ríome).
Namasté.
Encuentro tu poema denso, intenso.
Para releer de vez en cuando.
Me ha gustado.
Un saludo.
Todo aquello aventado por las cenizas tiene las alas rotas, un futuro mascado por la agonía.
Un saludo
Sara
Gracias por detenerte en estos versos.
Un abrazo.
M de P
Morí, or not, te vi ! jaja
Qué buena esa soga en el estro, tejedora. Me encantó.
Abrazo tentacular, Mor.
Toño
Espero se te haga más fluido en próximas lecturas, Toño. A mí ya no me queda anti-almidón... :)
Gracias por tu paso y tus palabras.
Un abrazo
María José Collado
O no...
Acaso lo que vuela en aflicción tenga un efecto boomerang, sea un porvenir en la raíz de la existencia...
Gracias por tu poética reflexión.
Un abrazo.
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