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La desesperación
grita en mí tu silencio.
Las voces del crepúsculo
para vivir la noche
sin fracturas de sol,
donde la libertad
asombra lo febril
con alegrías.
En esta nebulosa de los sueños
deja que la intemperie
nos circunde de azul
desorientado.
Permite a la esperanza
los fragores del aire
irradiando tu luz.
Ignora la quejumbre del invierno,
los rincones sombríos
y el tiempo sin calor que espigan las querellas.
Duerme
la soledad
como si fuera lluvia
lo que acaricia dócil al estero.
Inunda nuestro amén
de ti,
copulativa.
mmb
2 comentarios:
Qué dos estrofas finales, belleza.
Me alegra que te guste, poetísima (con)versa...
Un abrazo, Paloma.
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