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domingo, 9 de agosto de 2015

Donde el ardor nos cumple








Creí que tú podrías comprenderme
por ser almas gemelas,
que nuestra biología en lo común
no fuese nunca el ojo
de aquellos que no ven el abismo polar
cuando estrellas y mares
giran los horizontes de las noches calladas.

Pensé que nuestro ardor era distinto, 
incapaz de la sed mientras éramos lluvia
disuelta en los relámpagos.

Le has puesto nombre propio
al origen de todas las mareas,

ahora has de nacer
los altos universos ya sin mí,

inútil que tus labios
florezcan en mi boca
océanos de luz,
lo fértil de un oasis,
mil cocos y palmeras,

no podrás encontrar
en el mundo a otro hombre
que sepa ser en ti
transparencia y temblor
en las fauces de un beso,

tampoco negación
cuando el fuego de Venus
con ansia nos consume,

del amor tan fervientes peregrinos.




mmb





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