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Te observo con desgana,
aún ensangrentado de pereza.
Fluyes
por entre las rendijas del silencio
como un instinto leve que me atrapa
y liberta a la vez,
muy lejos todavía de llegar a la escena
donde claman derecho existencial
miles de interrogantes.
Y mientras eres nadie,
al sueño pertenezco.
Y a las musas tempranas
que asombran las palabras en mi mente
vagando por la luz
inspiraciones.
Manuel M. Barcia
La sobriedad de mi silencio
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La sobriedad
De mi silencio
Me llevó a leer
El aleteo de una mariposa
Que invadió el espacio
Que por siglos a estado au...
Hace 1 hora
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