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Apenas quedan sueños que afloren de ti,
pero la realidad grita tu nombre,
historia interminable
con páginas de amor al descubierto.
Yo penetro en la noche con lápiz y papel,
en el espacio ausente
habitas tú,
las metáforas blancas y tu olor.
¿Cómo resucitar los temblores de ayer?
¿Y cómo escribir versos
allí dónde tu piel
tan sólo es tatuaje amortajado?
¿A quién pedir tu boca?
si apagamos la luz
si el cielo no será nunca destierro
resplandeciente
sin promesas
Desiertos imagino
burlándose del rito de la sed,
espejismo del labio en el poema.
Manuel M. Barcia