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No es preciso decir,
basta conversar con la memoria
dónde sólo tu voz es resonancia
del tiempo que interroga.
Allí sigues narrando tu leyenda.
Desde mi infancia llega el rumor,
las voces que no cesan,
las palabras mecidas por los ojos
mientras todo es caricia
y cálido el lenguaje de tus manos.
El destello no acaba, como si estuvieras,
dócil aspa de luz que gira interminable,
resplandores de ti
y luego sombra,
el cauce maternal que fluye y siento.
Manuel M. Barcia
El nombre de las cosas
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Como en un filtro de voces nuevas tamiza el tiempo
la lluvia del ocaso, le da el vigor atemporal del aire
en la vaga sombra del recuerdo, vienen caballo...
Hace 4 horas
6 comentarios:
Manuel :Maravilloso poema. Un gusto encontrarte. Beso.Elen
Ay.. Manuel , Manuel..., que me llegas al alma, que ternura en la palabra.
Sé que le llega envuelta en la clorofila de las petunias y lirios salvajes, como ese mar que la mantuvo fuerte y brava.
Concha dixit que un abrazo enorme.
Siento en mi piel tu pena,
y a la vez tu esperanza.
Siempre supe de tu gran alma.
un beso especial,Manuel.
Mavi
Manuel, que bello poema!, ha sido un gusto leerlo. Muchas gracias.
Saludos,
Son tristes tus versos,como enraizados a una pena del pasado.
Enclavados cual flores en el jardín de tu existencia.
Besos.
Muchas gracias, Elen, Concha, Mavi, Noris y Marinel por dejar vuestro testimonio en estos versos en memoria de mi madre.
Un abrazo
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