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jueves, 20 de junio de 2013

Las deudas de mi sangre



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Apenas conocí los despertares
del incrédulo amor
que aflora en las herencias.

Sólo puedo intuir
tu alma de mujer
fluyendo de su imagen silenciosa
para engendrar un dios
inútil y vacío.

Me consuela pensar que una vez fuiste niña,
abrazo de pureza
con ojos de mi sangre sin saberlo,

también un corazón desposeído,
inquietudes que laten
el pulso en la derrota
y cicatrices.

No estoy triste por ti,
han huido los pájaros al sur
el néctar de lo amado,

es aliento que pesa,
huellas de juventud
poblándome de hijos
y de sombras.




mmb




2 comentarios:

Mavi dijo...

Precioso reconocimiento de tus ancestros Manuel.
Un bonito poema con sentimiento.
un beso
MAVI

Unknown dijo...

Gracias por sentir estas herencias, Mavi.

Un abrazo.