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Te doy para que des,
algo a cambio de algo.
Y te ofrezco versos
nacidos del delirio en la entrega,
y páginas de luz
escritas con renglones de los sueños.
No hay límites ni umbría
cuando el pulso te anuncia perdurable,
peregrino el placer
y el remanso de ti en las orillas.
Quid pro quo!,
sin fecha.
Edades de pasión mientras busco mi patria.
Manuel M. Barcia
La sobriedad de mi silencio
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La sobriedad
De mi silencio
Me llevó a leer
El aleteo de una mariposa
Que invadió el espacio
Que por siglos a estado au...
Hace 1 hora
2 comentarios:
Fantástico poema amoroso, Manuel, impecablemente concebido y ejecutado.
Un abrazo.
Eres muy generoso, Ramón.
Gracias por dejar esta huella de tu peregrinaje.
Un abrazo grande
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