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Aunque el azar nos haya dividido
y en nuestro girasol se convirtiera,
los dos somos raíz del universo
que brota en coordenadas diferentes
los destinos gemelos.
Y, aunque la luz aplaste la distancia
y el sur sobre nosotros palidezca,
libélula seré cantando tu hermosura
a pesar de mi noche inexistente.
Y nadie cegará nuestro secreto,
los márgenes etéreos
abrazados al viento entre la hiniesta,
con aromas de ti, de tu silencio.
Y acaso soñaré sin conocerte,
eterna en un adiós,
besándote feliz,
sin aspavientos.
Manuel M. Barcia
La tarea
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Como pastor de la pureza cuida el espacio donde cae la sazón
del fruto, agua clara que acompaña el verde que colorea la fronda,
nieve incólume en la crest...
Hace 26 minutos
2 comentarios:
Maravilloso, Manuel.
Un poema etéreo que guarda en sus palabras mucha belleza.
Te dejo un beso de meiga soñadora
Ana
Hay sueños y deseo en su raíz. Será eso, supongo...
Gracias por estar tan presente en el tercer aniversario de este EMBRUJO DE FUEGO que contigo celebro, meiga.
Un beso
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