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Reclamo de su herencia,
ese sagrado instinto de las madres,
el parto de la vida
venidera del tiempo entre las aguas,
las fauces del aliento.
Manuel M. Barcia
Con las manos sembradas en la espalda
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La celda es un paraíso de sal
donde la muerte amamanta hongos de silencio.
La oscuridad pare gemelos ciegos
y una utopía llora dientes de cristal.
...
Hace 1 hora
2 comentarios:
Habiendo tanto esplendor en el universo Manuel, aún así...
Para reflexinar amigo, bello,da en el centro del corazón.
Me alegra tu sentir de mujer en estos versos, Leticia.
Un abrazo grande.
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