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Cuando el mar me circunda
y derrama mi rumbo
convierte la utopía en algo cotidiano
que en azules y blancos atraviesa la escena.
El cielo de las aves
preñado de gaviotas.
El mundo en todas partes
y en todo lo que amo,
la mirada hacia el sur,
al norte el sentimiento
en forma de existencia.
Quizás había atajos,
las huellas del asombro,
las sombras olvidadas
tantas veces del sueño.
Y mi alma de puntillas,
al viento,
caprichosa en el aire.
Océanos alados que la memoria encuentra
detrás del horizonte de otro tiempo lejano,
donde es reflejo la luz,
de aquello que habitamos.
Manuel M. Barcia
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Hace 8 horas
2 comentarios:
Bellísimo, Manuel. Me encanta leerte.
Un beso enorme
Ana
Me encanta saberte, Ana.
Gracias por volar tus emociones en los océanos alados.
Un beso de mar
Manuel
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