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sábado, 26 de septiembre de 2009

ÁNGELES DE BARRO


Como los trashumantes de los mares,
que juntasen las olas,
para poder andar por los caminos
con su sombra alargada en los sembrados,
la negra gaviota,
recorre el arrecife coralino
con huellas de alquitrán en sus pisadas,
sin alas que agitar,
con el peso del crudo anudado a su alma,

vencido ya en su sueño,
el tiempo volandero para siempre.



Manuel M. Barcia

2 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Genial poema casi breve, Manuel.

Te dejo un beso
Ana

Unknown dijo...

Gracias por tu comentario y por tu beso, meiga.

Un abrazo