Los hombres deseaban ser divinos
y los dioses querían ser humanos.
Eran tiempos de cambio,
espíritu del cuerpo y viceversa
en la naturaleza donde no existe nadie.
Y fui entre los hombres caricatura de un dios,
mensaje telepático del viento,
certeza e incertidumbre,
un pájaro que vuela sin instinto
ingrávido en la senda de los cielos,
moral y sentimiento,
un rito superado por el ego,
el agua de la lluvia en el infierno,
encuentro de la ley en la justicia,
aridez y florencia,
del sueño desvarío,
un ser que nunca ha sido,
la idea clandestina de la vida
entre dos exigencias,
el dueño de la nada en mi universo.
Manuel M. Barcia
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