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viernes, 11 de septiembre de 2009

ÁRBOLES DE FUEGO


De bosques incendiados
respira la canícula el recuerdo.

Errátiles desiertos
abarcan territorios fantasmales.

Un árbol sin raíces
dibuja la silueta del averno
tallado a contraluz en sus cenizas.

Erguidas al otoño,
hileras verticales de madera
quedaron hermanadas para siempre
en la sombra perenne del silencio.

Y fueron en sus carnes abrasados
los árboles de fuego.



Manuel M. Barcia

2 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Sugerente poema. El árbol puede ser tantas cosas que me quedo pensando.

Un abrazo de meiga
Ana

Unknown dijo...

Los árboles abrazan siempre al viento en el misterio, meiga.

Un abrazo
Manuel