Me dices que tal vez pueda llegar,
que sea protagonista de mí mismo
y cesen los conflictos y revueltas
para que sobrevengan
nuevos tiempos de paz
Me ofreces del laurel la sinecura
que otorga la virtud a vencedores
y así alcanzar los logros más soñados
Sin embargo, pareces ignorar
que yo no tengo metas
Desconozco la sed que sacia vanidades,
nunca pago tributo a la mentira,
tan sólo rindo culto a la belleza,
creyéndola el deseo,
la luz puro reflejo de las almas
que claman libertad con grito insobornable
Pretendes cautivarme. Y lo sé.
También que soy sumiso cuando sueño
y siervo de las sombras
cuando me haces esclavo de tu vientre
Depongo mi actitud en tu misterio,
absorto en el resumen que te invade,
y bebo la inmundicia de la lluvia
por toda servidumbre a tus engaños.
Manuel M. Barcia
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