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jueves, 22 de julio de 2010

ANOCHECES...



Anocheces en esta madrugada.
Y soy un esqueleto de quietud
anclado en las molduras de la noche

Tú podrías, quizá, sin pronunciarme,
librar con tu presencia
la honda dictadura del silencio
que ejerce sobre mí su tiranía

Y hacer algo sonora
la luz de nuestros ojos con tu acento
cuando el sol nos descubra
fundidos en la sombra de tu vientre,

cercanos al ardor del holocausto,

temblando entre la arena de un reloj
el orificio estrecho que separa
el tiempo por vivir
y el vacío.


Manuel M. Barcia

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