Recuerda como el mundo se detiene
y gira con vestigios de metal
la historia que del tiempo se ha perdido
por sendas de amargura
Tenía el orgullo de un esclavo
al que nunca doblegan
- los nudos de cadena, ni el azote -
el ansia de vivir en libertad
Remonta por el cauce de sus venas
la sangre que transforma en cicatrices
ríos de humillaciones y castigo
Y siembra en la frontera de otra edad
un germen de esperanza
que sea tiranía en el olvido
del hombre contra el hombre,
la sombra del dolor en desapego,
seca y estéril.
Manuel M. Barcia
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