Hoy he amanecido a rienda suelta,
con crines en la piel
cayendo por igual
en ambos hemisferios,
y siendo de la noche su equinocio,
sin un freno capaz de contenerla
Es un de esos días
en que el pecho cabalga
a lomos de un corcel de pura sangre
trotando un corazón que le es ajeno
Quizá fuese unicornio
antes de que la bestia
surgiera enloquecida del silencio,
tan a salto de mata,
que ahora me patea cuerpo adentro
Veré de que manera
sorteo la difícil compañía
del asta que empitona mi quietud,
a medio galopar entre los sueños
y el alma de centauro que nos ata
haciéndonos ilógicos dos seres
que no saben que huella les trastoca.
Manuel M. Barcia
No hay comentarios:
Publicar un comentario