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Apenas quedan sueños que afloren de ti,
pero la realidad grita tu nombre,
historia interminable
con páginas de amor al descubierto.
Yo penetro en la noche con lápiz y papel,
en el espacio ausente
habitas tú,
las metáforas blancas y tu olor.
¿Cómo resucitar los temblores de ayer?
¿Y cómo escribir versos
allí dónde tu piel
tan sólo es tatuaje amortajado?
¿A quién pedir tu boca?
si apagamos la luz
si el cielo no será nunca destierro
resplandeciente
sin promesas
Desiertos imagino
burlándose del rito de la sed,
espejismo del labio en el poema.
Manuel M. Barcia
El nombre de las cosas
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Como en un filtro de voces nuevas tamiza el tiempo
la lluvia del ocaso, le da el vigor atemporal del aire
en la vaga sombra del recuerdo, vienen caballo...
Hace 7 horas
8 comentarios:
Ese oasis es un espejismo necesario para matar el silencio de los desiertos que nos rodean.
La tristeza ha hecho mella en tus hermosos poemas sin restarles un ápice de su belleza.
Besos.
Tiempo,
nunca su espacio.
Vendran vientos
nuevos
con brisas
que sean bálsamo
para tu corazón
hoy herido.
Besos. Manuel
Traes la luz a este desierto, Marinel.
Gracias por tus cálidas palabras.
Un beso
Seguro, Mavi. El viento volará este amasijo de hojas secas.
Un abrazo.
La tristeza puede generar belleza y eso he sentido en tu poema.
Me ha gusto mucho venir.
Un saludo
Es un placer tu visita, Rosa.
Gracias por venir.
Un abrazo
Muy hermoso, Manuel.
Un beso
Ana
Eres muy generosa, meiga. Gracias por tus palabras.
Un beso
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