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A tientas
voy sembrando tu piel
y tu necesidad, donde la entraña
ya es raíz y anhelo de otro cuerpo,
inmóvil todavía,
este germen de mí
que mana a cuentagotas tu existencia,
como el vientre a la luz yo la disputo,
vereda de la noche
la huella y el extravío más allá del amor,
lo que ha de cubrirnos
y nuestra arqueología en el delirio.
Manuel M. Barcia
El mar de la noche
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Hay en tu rostro una herida donde las sílabas en calma
se adormecen como barcos sin un mar que los agite.
Riela la lluvia bajo el farol, allí se ref...
Hace 8 horas
4 comentarios:
Hermoso poema donde la lejanía se hace pasión aletargada en el lejano deseo.
Besos.
Letargos del deseo, sí.
Gracias por tu huella, Marinel.
Un beso
Deseo delirante...
Un beso
Y huellas de pantera, leves, rosas..
Un beso
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