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Mírame con ojos que transgredan el delirio
y alejen de fantasmas lo real
cuando grita la sien
la fiebre del ardor con que nos precipita.
¿Has visto cómo huyen del espejo?
Fabulemos la edad
que sonríe los tiempos lujuriosos,
-miméticos tú y yo-
en la piel de las sombras que resumen.
La más cruel ofensa contra el rito de luz
es no temblar, sentir que no hay abismos
en vientres de cristal
cuando un sol interroga
el nombre de tu pelvis.
Yo no puedo escuchar su moraleja,
soy la parte de ti
en los labios sin carne,
quien tañe con campanas
un eco de mudez
que nos ciega de amor y sacraliza.
Manuel M. Barcia
1 comentario:
Súper intensamente bello! Me encantó.
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