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Espumoso!, me dices...
y música de adviento
y el lirio siempre azul adentro de la esfera.
¿Para qué discrepar?
Hay tanto salvajismo en mi interior
que podría ser místico o tirano,
o amante sin placer,
incluso el más allá de la belleza
cuando arde la luz
esa llama que solo yo conozco,
esa herida tan abierta en tu piel
con hondas cicatrices después de haberme ido.
Admito tu vigor, el aliento apurando
el último gemido de la entrega;
pero yo he beber
la sed de la agonía
y lo casto de ti
ese surco de dones que has sembrado
mientras éramos lluvia en el camino
a las tierras sin nombre.
Es lo que tiene ser un eremita,
fulgir en las estrellas los anhelos
mientras todo es olvido
y la noche te abrasa
inextinguible.
Porque yo siento en ti a una mujer,
y ese sinuoso transitar
de mi cuerpo en tu cuerpo
y esa hoguera en tu vientre
cuando soy poseído por el fuego
y juntos nos ardemos
Manuel M. Barcia
3 comentarios:
Tremendos tus versos Manuel, soberbios y hermosos!!
Un abrazo, poeta!
!!Hola,Manuel!!
Q alegría leerte,me preocupe con el post q pusiste.
Maravillosa poesía e imagen,haces danzar los versos.Muchísimos besitos,Manuel
Caramba,menos mal que no te nos fuiste!
Sí que eres un monstruo sí,pero de la poesía.
:)
Besos.
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