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Infértil la memoria,
desnuda ya del tiempo que se extingue
para fingir tesón:
si nada me lo impide
soñaré.
Al fin podrán mis ojos desvelar
insondables misterios,
y conmigo a remolque
todo lo que perdí.
He de recuperar las intenciones,
el hechizo de ser,
la luz dónde buscar,
esa fotografía en blanco y negro
que revela la infancia,
un duende que descubra sin hallarme
melodías de ayer,
los mágicos instantes que allí me precedieron
sin noches que equivocan
... y un nombre que poner
al ángel de la guarda.
mmb
7 comentarios:
Joya, Manolito.
La verdad es que hay versos imponentes, porque la infancia es eso que decís. Lástima que la vida nos la gana en una partida hecha de malas cartas.
Lehit
Por curiosidad que nombre le pondras a la criatura?
Me gusta ver reflejos de tu infancia por aquí, malo, y las postales que han sembrado...
Abrazo, Gavrí,
Quadrophenia!, ¿cuál si no?
Espero que te guste.
Un angel ezquizofrenico?que mal acaban algunos
peor una caída tonta...
Jajaja,pues si,prefiero un angel ezquizofrenico a un angel caido
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